Culpable por Amor.
Meagan Reilly era inocente. Sin embargo, había sido condenada a una vida de servidumbre por un crimen que no cometió. Y aunque para muchos era un castigo leve, no podían imaginar qué intensa era la tortura de estar junto a un hombre cuyas caricias prohibidas le podrían costar la vida. Josh Daniels no hallaba la paz. Aunque la ley había declarado a Meagan Reilly culpable del asesinato de su esposa, no podía creer que se hubiera hecho justicia. Porque aquella joven bondadosa y valiente no parecía capaz de arrebatarle la vida a nadie. ¿Cómo era posible, si había salvado la suya con su mera presencia?
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