Música en la Noche.
Meghan Davies ha estado viviendo un sueño como bajista para la muy de moda banda femenina de rock, Las Sirenas. Pero el sueño se convierte en una pesadilla con el descubrimiento que un cáncer, inadvertido y ahora demasiado difícil de erradicar, que anuncia el fin de todo. Romney Kearns ha estado mirando a la hermosa mujer desde lejos, pero nunca se ha acercado porque solo puede ofrecerle la muerte. Cuando descubre que la muerte ya la tiene fichada, pone todo de su parte para seducirla, alagarla, y hacerla aceptar su oscura propuesta. Una alternativa. No la vida tal como la conoce, pero un nuevo renacimiento. La eternidad con él y la inmortalidad para poder hacer Música en la Noche.
Amor y Cohetes.
Puede que las creaciones pirotécnicas de Anna Leslie alumbren el cielo del 4 de Julio, pero sus trabajos de investigación y desarrollo no consiguen alumbrar sus noches privadas, y su forma de ver la vida como mujer trabajadora y niña buena tampoco están logrando demasiadas cosas fuera de la cama. Cuando su jefe le da un ultimátum, empujándola a salir del laboratorio, Anna decide que ya va siendo hora de dejarse llevar y empezar a elaborar fuegos artificiales mucho más personales. Jay Whitman no puede creerse que la bomba de rojo sea el genio de Frontier Fireworks. Está convencido de que la pasión de Anna por los cohetes oculta una pasión muy terrenal por lo fálico y, para darle una nueva línea de investigación, se ofrece voluntario a ceder su cuerpo a la ciencia. Es una oferta que no puede rechazar, pero Anna se da cuenta enseguida de que tiene entre manos un experimento que no es incapaz de controlar o predecir. Se ven inmersos en una atracción que desafía todas las leyes de la química y la física, y Anna descubre que enamorarse no es como la física nuclear… es mucho más.
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