Justin Connelly detestaba la idea de participar en una de esas terribles subastas de solteros, pero era por una buena causa. Así que accedió y vio cómo subían las pujas hasta que la ganadora resultó ser... ¡Su secretaria! Kimberly Lindgren se derretía en cuanto Justin la miraba, así que decidió intentar hacer realidad la fantasía de pasar una sola noche con su guapísimo jefe. Pero no tardó en darse cuenta de que no podía entregarle su corazón por la noche y quitárselo por la mañana...
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